De raices portuguesas, traía consigo el deber de devolver lo que fue arrebatado. Bien sabe él que las prisas no son buenas, y que los proyectos hay que construirlos poco a poco. Con calma, pero sujetando fuerte el timón.Y así lo hizo.
Además, dio la vuelta a todo, puso patas arriba lo que aquí encontró. Y se hizo enemigos, porque defendió algo. Defendió todo en lo que creee, y nos defendió a nosotros.
Construyó una bestia. Y fue tal el esfuerzo invertido en ello, que la dejó dormir. Descansó. Pero aquello no estaba destinado a estar tranquilo, dormido. Y la bestia despertó, y arrasó. Y volvió a su sitio, por 32ª vez.
Y llegó el verano. Las ganas de saber qué era de aquella letal construcción se sentían, reconcomían. Y al fin llegó el momento, a doble asalto. Costó, la bestia seguía dormida... hasta que llegó a casa. A un lugar exigente, a un templo. Pero era el suyo, su sitio... Y el monstruo despertó. Fiel a su estilo, fiel al fútbol. Y ese equipo, esa bestia, volvió a demostrar quién "sigue siendo el rey".
El capitán sigue en el barco, y la bestia está despierta.
Adelante. Viento en popa, a toda vela.