sábado, 26 de enero de 2013

"Honolulu is forever."


365 días sin sus ojos son muchos,  8760 horas sin carcajadas son un mundo. Un mundo un poco menos bueno, un mundo mucho más difícil.
Hay veces que nos paramos y miramos hacia atrás, y en ese momento nos damos cuenta de cuánto ha pasado y de cuántas cosas nunca volvieron a ser iguales. Acabó aquel invierno, la primavera llegó con menos flores y el verano fue un poco más frío.  El otoño vino con las hojas ya caídas y el invierno volvió a recordarnos que si quiere, puede ser un auténtico cabrón. Y ha llovido, como llovía aquel día. Y ha llovido mucho, pero ni el agua consiguió curarnos las heridas.
Tal vez mucha gente lo sabía y estoy segura de que ella también, pero creo que nunca he terminado de saber explicar qué se me fue a mi aquel día. Perdí un trozo de mí, perdí una parte de mi vida. Y justo entonces todo lo que habíamos pasado se guardó en el cajón de los recuerdos, el que abro al menos un par de veces al día. Los momentos se volvieron fotos y aquella risa se volvió eco. Un eco que trato de tener todos los días, no me perdonaría olvidarlo. Se fue. Y se fueron con ella tantas cosas… Un ejemplo, un apoyo para todos, una forma de ver la vida. Se fueron las fotos constantes con aquella cámara, se marchó aquella forma de apuntarse a todo, de no dejar indiferente a nadie. Se fue la capacidad de pelear por los suyos y de conseguir que quien estuviera con ella tendría risas aseguradas. Se fue el “glamour” y aquellos enfados, se fueron las voces y también se marcharon todos sus abrazos. Se fue, y lo hizo para siempre. Y volví a recordar aquello de “qué injusto es esto a veces” que aprendí un maldito Diciembre. Borré de todos mis calendarios los 26 y los Jueves empezaron a ser todos nublados. Aunque reconozco que he aprendido que las fechas son simples números y está permitido estar triste y echar de menos cualquier día a cualquier hora. Se apagó su luz y a nosotros nos tocó aprender a caminar a oscuras. Aun seguimos aprendiendo, las grandes lecciones se asimilan con el tiempo.

Aun así, si algo me ha hecho mantener la vista puesta en lo que queda por delante, ha sido por lo que ella dejó aquí. Por esas dos personitas que son ella dividida en dos. Son su risa y su templanza, su buen humor y sus enfados. Son su forma de hacer las cosas, son su buena fe, su entrega. Son su amor y su cariño, son la demostración de algo que nos quedó: “SIEMPRE QUE TÚ QUIERAS”. Y así es, siempre. Mientras mantengamos el eco de su risa y todos los cajones de recuerdos, estará siempre. Y más aún mientras ellos dos sigan adelante y sigan recordándome lo grandes que son, lo grande que fue ella.

Hoy, un año después, solo puedo desear que donde estés sepas que te llevo siempre. En nuestra querida Salamanca está cada foto que me recuerda que me miras y me cuidas, y conmigo está cada cosa que compartimos. Mi “madrina favorita”, mi confidente…mi trocito de cielo. Prometo cuidar desde aquí todo lo que tú vigilas desde allí. No estarán solos, no estamos solos.

Se que allí estáis bien, y otro de los motivos que sacan adelante nuestro día a día es pensar que volveremos a vernos. Y que cuando lo hagamos estarás orgullosa de nosotros, de mi.

Aquí seguiremos como estáis allí: 
los unos cerca de los otros,
con la esperanza puesta en volver a estar todos juntos.


miércoles, 23 de enero de 2013

"Aquí lo malo en algo bueno se convierte."

Por pura casualidad.
Y es que así aparecen las cosas más grandes: de repente y sin avisar.
Horas y horas de palabras para que, a día de hoy, no haga falta decir nada para saberlo todo. Qué paradójico, ¿no?
Tal vez. Lo que es seguro es que la quiero, de aquí a la segunda a la derecha (ida y vuelta 20 veces, como mínimo).

Y es que ya son muchas las berenjenas que hemos pasado juntas. Por no hablar de las que nos quedan!

Al mundo le suele hacer gracia. Lo que ni saben ni sabrán es que detrás de cada JAJAJA hay una complicidad difícil de explicar. Algo de lo que se ríen, pero que si lo conocieran rabiarían de envidia.

Pequeñas cosas donde hemos ido escondiendo partes de esto... que es tan grande como ella.

Lo que no voy a escribir es cada "gracias" que le debo, porque pasaría aquí días y días... y prefiero invertirlos en acabar con dolores (pero de sonrisas).

Ya lo dijeron ellos: COMO SI HUBIÉRAMOS GANADO POR HABERNOS CONOCIDO.



Y tras eso, se instaló para siempre en mi vida.
Jamás había tenido tanto cariño a un sitio como se lo tengo a Portugal... y eso que no lo conozco.

martes, 1 de enero de 2013

Tu niña, tu tesoro.


Quizás es el olor a turrón, aquel que tanto te gustaba, o la falta de aquel Belén que desde niña vi año tras año, y que ya no veré (cosa que voy asumiendo, ¡en serio eh!). Quizás es solo hoy o quizás es siempre. No imaginas lo que daría por tenerte aquí de nuevo, creeme, todos los regalos del mundo, todos. Los paseos estos días no son los que querría. ¿Sabes cual es el que quiero? El que sería contigo, como lo fue durante 15 años. Y lo quiero hoy, que vengas a contarme lo pequeña que me ves desde ahí arriba, como me veias siempre. Tu pequeña, tu niña. Que en estos días que el mundo corre, vengas y lo pares, como solo tú lo hacías. Volver a ser mi confidente, “mi amiga”…Tú me enseñaste que soñar no cuesta nada, y si estés donde estés lees esto, verás que lo he aprendido.

Me aferraré a un deseo “menos imposible”, aunque empiezo a pensar que ya es una realidad. A tu compañía, ahora a tu manera, pero incesante como lo fue siempre, como lo es y será. Porque las calles se llenan de luces, pero he de decirte que sé que mi luz eres tú. No en forma de árbol ni de estrella, pero si con el brillo que a mi me ilumina calles enteras cuando piso en ellas, que ilumina la casa, que ilumina cada espacio de mi habitación y que me ilumina a mi, para mirar de otro modo el día a día. 

Que tu luz siga encendiendo en mi aquello que a veces olvido, tu fuerza, tus ganas de vivir y tu manera de mirar al mundo. 

Siempre me ha resultado más fácil ver las cosas a través de tus ojos, de su luz, de la tuya.


lunes, 31 de diciembre de 2012

Como de año en año.

Y aunque año tras año uno de mis propósitos es conseguir evitarlo, sigo sin poder. Sigo sin ser capaz de que, antes o después, el 31 de Diciembre me llene de cierta "ñoñería".
Dicen que es un día de balances, de mirar atrás. Supongo que llevan razón, pero para este 2012 mi balanza es bastante negativa. Empezó golpeando fuerte y ha terminado donde más dolía, otra vez. "Todo pasa y todo llega". Cierto es. Ya pasó, todos los momentos malos se van contigo dos mil doce. Y ¿todo llega? Puede que sea tan cierto como lo anterior. Está por verse.

Lo que es indudable es que estamos a las puertas de uno nuevo. Estamos ante cientos de puertas esperando a que las abramos. Después ya tendremos tiempo de decidir si las pasamos o las cerramos. Pero no perdamos el tiempo pensando qué pasará, nunca se sabe cuando la puerta puede perderse para siempre.

Y para despedir del todo a esos cuatro números que se van hoy, podría hacer una lista interminable de palabras para ellos, pero creo que "Gracias" sería de las últimas...si es que apareciera.

Al 2012 no tengo nada que agradecerle, es más, le recordaré con bastante odio y rencor. Sin embargo a las personas que han llenado mi día a día en él, sí. Tengo mucho que agradecer, muchísimo. Podría eternizarme nombrando una a una a las personas que han estado conmigo en todo este año. Pero ¿para qué? Yo sé quiénes son y qué tengo que agradecerles y ellos también. Por eso, simplemente:
GRACIAS DE CORAZÓN.

Nos vemos el año que viene. Y los que vengan.

A los que estáis allí arriba me gusta pensaros juntos y sonriendo, todo resulta más fácil así. Gracias también a vosotros, ya sabéis que sois pedacitos de mi.


Adiós 2012.

Dos mil trece, sorpréndenos...y haznos sonreír, como antes.



lunes, 5 de noviembre de 2012

¿Y si no?

"Nunca imaginé mi vida sin ti" dice una canción. No podría estar más de acuerdo. Y creo que sigo sin imaginarla, a pesar de tener la sensación de que no tardaré en tener que empezar a vivirla.
Cuesta aceptar las cosas y en cierto modo nos protegemos a nosotros mismos evitando hacerlo. Lo jodido viene cuando no queda más remedio, cuando el puto precipicio está delante de nuestras narices. Justo en el momento en el que ya nada consigue salvarte, en el que las sonrisas se venden caras...y se venden falsas.
"Es lo que hay", así de duro.
Probablemente vuelve a ser injusto, pero eso no es novedad. La novedad es que ya no nos agarran sus manos para no caer. Ya no nos evade esa carcajada. La realidad aprieta, pero su voz no hace que afloje. Faltan sus ojos, sus días, sus planes... Falta todo lo que tiene que ver con ella. Y todo eso es lo que somos nosotros. Nos falta algo, nos falta todo.
Da miedo no saber cómo saldremos de esta, da auténtico pánico sentirse solos, pensar que no vamos a poder.


Tendremos que agarrarnos a que una vez pudimos...
y después, volvimos a poder. 
Y ahora... ¿Podremos? 
Tal vez. Tal vez sí.
Quizás lo logremos y después, simplemente, toque seguir (sobre)viviendo.